El tiroides es una glándula neuroendocrina situada en la región anterior del cuello, justo por debajo de la nuez. Tiene forma de mariposa y regula el metabolismo del cuerpo. Produce Tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) utilizando el yodo como componente esencial. Estas hormonas regulan el metabolismo basal y afectan el crecimiento y grado de funcionalidad de otros sistemas del organismo. También sintetiza calcitonina que juega un importante papel en la regulación del calcio, o sea en el metabolismo de los huesos, y es de especial importancia en las mujeres menopausicas.

Los trastornos de la glándula tiroides ocurren en el 3-5% de la población general y constituyen en frecuencia la 2º patología endocrina después de la diabetes mellitus. No todas las patologías son tributarias de cirugía.

Las indicaciones quirúrgicas de la glándula tiroidea incluyen fundamentalmente los nódulos tiroideos benignos (no cancerosos) y malignos (cancerosos), las glándulas grandes (bocios) y las glándulas hiperactivas.

Los tipos de cirugía son (1) la biopsia o tumorectomía (extracción de “bulto”); (2) la lobectomía (extracción de la mitad del tiroides); (3) tiroidectomía subtotal (se deja una pequeña cantidad de tejido tiroideo); (4) tiroidectomía total. Cada cirugía tiene su indicación específica.

Como paciente debería hacer varias preguntas, antes de entrar en el quirófano por una enfermedad tiroidea.

1-¿Es necesaria la cirugía?

El motivo más frecuente por el que se necesita la cirugía es tras la evaluación de un nódulo tiroideo, que puede ser benigno, dudoso o canceroso tras la punción del mismo con diagnóstico histológico. En caso de ser benigno es tributario de cirugía si es grande, si continúa creciendo o está causando síntomas (dolor, dificultad al tragar…). Es también opción quirúrgica el hipertiroidismo, los bocios grandes y multinodulares y para cualquier bocio que esté causando síntomas.

2-¿Existe algún tratamiento alternativo?

Cuando hablamos de cáncer la opción quirúrgica es indiscutible. En ausencia de cáncer otras opciones son posibles, deberá discutir las ventajas e inconvenientes de unos y otros con su médico, antes de decidir cuál es la mejor opción.

3-¿Necesito realizar alguna prueba antes de la operación?

Deberá realizarse un buen “chequeo” que estará supervisado por su endocrino y el anestesista. Dependiendo del diagnóstico deberá realizarse una serie de pruebas complementarias, que serán de utilidad a la hora de afrontar adecuadamente la patología por parte del cirujano y del oncólogo (en caso de tratarse de un cáncer)

4-¿Cuales son los riesgos de la cirugía?

En primer lugar se trata de una anestesia general con el riesgo que esta supone (1/10000 la mortalidad). En segundo lugar las complicaciones quirúrgicas más frecuentes son: (1) la hemorragia que puede causar dificultad respiratoria por compresión local;  (2) lesión del nervio laríngeo recurrente, que paraliza la cuerda vocal produciendo ronquera y (3) lesión de las glándulas paratiroides que controlan el metabolismo del calcio produciendo un cuadro de hipocalcemia transitoria o definitiva. Estas complicaciones no suceden en más del 2% de las cirugías en centros con experiencia. Antes de la cirugía se deberá firmar un consentimiento informado que explique lo anteriormente expuesto por el cirujano.

5-¿Cuanto tiroides se debe sacar?

Deberá discutir con su cirujano el tipo de intervención que se la va a realizar. A grandes rasgos, cuando se trate de un cáncer deberíamos extirpar toda o casi toda la glándula y si se trata de patología benigna podemos preservar una parte de la misma.

6-¿Deberé permanecer ingresado?

Se trata de una cirugía que en algunos centros se practica de manera ambulatoria, eso significa que el mismo día se procede el alta hospitalaria. Aunque en la mayoría de centros el paciente está ingresado 24h, pudiendo realizar una actividad normal el día siguiente al alta y mantenerse en reposo relativo en cuanto a actividad física se refiere, unos 10 días.

7-¿Quedaré normal después de la cirugía?

Sí!! Si hablamos de estado físico. Lo que hay que saber es que en los pacientes afectos de cancer (a los que se les practica una tiroidectomía total o casi total) quedan hipotiroideos con lo que necesitarán tratamiento de por vida (una pastilla al día). Es posible también que se les recomiende tratamiento con yodo radioactivo.

En conclusión, una vez esté diagnosticado de un trastorno en la glándula tiroides es aconsejable que se dirija a un buen especialista que le planteará una serie de tratamientos posibles. Después de analizar ventajas e inconvenientes deberá decidir la mejor opción dejándose aconsejar por el especialista. Si la opción es la quirúrgica es aconsejable ponerse en manos de un equipo de cirujanos con experiencia para minimizar los riesgos, y poder llevar una vida normal en el menor tiempo posible después de la cirugía.

Dr. A. Hugué

Cirujano Adjunto CLB



Las técnicas laparoscópicas utilizadas más frecuentemente para la reparación de la hernia inguinal son: la reparación transabdominal preperitoneal (TAPP) y la reparación totalmente extraperitoneal (TEP).
Aquí mostramos la variante de reparación laparoscópica totalmente extrapreritoneal (TEP), donde no es necesario acceder a la cavidad. Este abordaje se considera técnicamente más difícil que el transperitoneal, siendo su curva de aprendizaje mayor. Aquí también se utiliza una malla de polipropileno para sellar la hernia. Con el abordaje TEP se reducen aun más los riesgos de lesión a los órganos internos, el dolor postoperatorio y la formación de adherencias intraabdominales.

 



La peritonitis es un cuadro de máxima gravedad producido por muchas enfermedades, siendo la más común la apendicitis.

Diagnóstico de la peritonitis

Consiste en una infección por salida de líquido intestinal a la cavidad peritoneal inundándola de pus y produciendo la muerte del paciente si no se opera.

Para poder tratar, lavar y limpiar la causa de la peritonitis (apéndice, colon, estómago, vesícula biliar, etc…) era necesario abrir al enfermo de arriba abajo, para poder ver el interior del abdomen. El riesgo de infección de la herida, de hernia y cicatrización defectuosa, comporta muchos días de ingreso y en ocasiones varias operaciones.

Tratamiento mediante laparoscopia

Mediante la técnica laparoscópica, como mostramos en el video, a través de tres orificios nos metemos dentro del abdomen y con una mejor visión que abriendo; podemos realizar los mismos gestos y operación que haríamos por cirugía abierta, sin los problemas que produce la cirugía laparotomica: infecciones, reintervención y cicatrices defectuosas.

El ejemplo que nos hará entender la diferencia, sería comparar una visita para ver la Capilla Sixtina, o en un museo abriendo el techo para mirar desde fuera, o entrar por la puerta para contemplar paredes y techos desde dentro. ¿Cómo cree usted que se verá mejor hasta el último rincón de la sala?

Aún en época de crisis, debería implementarse en todas las operaciones de urgencia esta técnica laparoscópica.



Ocasionalmente, cuando una persona ha de intervenirse quirúrgicamente por alguna patología, puede que padezca dos enfermedades tributarias de cirugía, por ejemplo: hernia de estómago y piedras en la vesícula; divertículos de colon y hernia umbilical, etc.

¿Se pueden realizar ambas cirugías a la vez?

La respuesta es sí, pero condicionada. ¿Condicionada a qué? Se preguntará el paciente.

A unos principios claros que debe conocer el cirujano que realizará las operaciones, y algunos de los cuales citamos a continuación:

  • No se debe mezclar (realizar al mismo tiempo) una cirugía contaminada (por ejemplo una apendicitis aguda) con otra limpia (piedras en la vesícula)
  • No es aconsejable mezclar cirugía oncológica (cáncer) con una cirugía benigna (hernia de estómago).
  • Si para hacer dos cirugías en la misma operación, el tiempo de anestesia se va a prolongar tres o cuatro horas; es preferible realizar las dos intervenciones por separado; pues los resultados y la recuperación del paciente serán mejores.

En conclusión podemos decir que siempre que sea posible y esté indicado deben realizarse las dos operaciones en un solo acto por ofrecer las siguientes ventajas:

  • Evitar un acto anestésico, una entrada en quirófano, trámites de ingreso en clínica, medicación (sueros, analgesia, etc.)
  • Reducir el dolor postoperatorio, riesgos de trombosis o infección.

Por tanto es aconsejable realizar las dos operaciones en una sola intervención, (por ejemplo piedras en la vesícula y hernia de estómago) siempre que la operación no supere las dos horas; pues cuando se alargan más de este tiempo, las ventajas no superan a los inconvenientes.



Cada vez son más los pacientes que consultan por presentar Esófago de Barrett después de padecer durante años de Hernia de Hiato y seguir tratamiento médico. Hemos de hacer una diferenciación clara entre lo que es y como se comporta la Hernia de Hiato y el Esófago de Barrett; aunque caminen unidos.

La Hernia de Hiato es el resultado de una alteración anatómica a nivel del hiato esofágico, lugar de comunicación virtual entre el tórax y el abdomen. Se caracteriza por el paso parcial del estómago al tórax, es una enfermedad benigna y solo da clínica cuando se une a la incompetencia del esfínter que cierra la unión del esófago y estómago, produciendo ardores, acidez y dolor retroesternal, signos clínicos sospechosos de esofagitis (Se ha de confirmar por endoscopia). La Hernia de Hiato solo ha de operarse cuando produce esofagitis.

El Esófago de Barrett puede ir unido o no a la Hernia de Hiato, es el resultado del reflujo ácido al esófago y constituye el estadio más grave de la esofagitis o inflamación del esófago.

Pero mientras la Hernia de Hiato no puede degenerar en cáncer, el Esófago de Barrett es una enfermedad precancerosa, es decir, a lo largo de los años puede transformar las inflamaciones del esófago en cáncer. Es el resultado de una agresión continua de los ácidos al esófago. El tratamiento del Esófago de Barrett es difícil y multidisciplinar. Médico, endoscópico y quirúrgico. La Cirugía Laparoscópica (cuanto más precoz, mejores resultados) se ha demostrado, con las técnicas antirreflujo, como un pilar básico e indispensable en esta grave enfermedad.

Por consiguiente, toda persona que ha sido diagnosticada de Esófago de Barrett no puede perder el tiempo. Debe solicitar la opinión y tratamiento de un experto sin demora; pues el Esófago de Barrett es el responsable de los adenocarcinomas de esófago que cada vez se están diagnosticando con mayor frecuencia en todos los países del mundo.