Una de las enfermedades benignas que más asustan a quien la padece y más satisfacción producen al médico que las diagnostica y trata es la hernia “diafragmática” o para esofágica.

Esta hernia consiste en una abertura del diafragma a nivel del hiato esofágico, permaneciendo el cardias en su lugar anatómico, pero permitiendo a través del orificio herniario el paso de las vísceras al tórax.

La diferencia de presión, positiva en el abdomen y negativa en el tórax, hace que órganos como el estómago, colon, intestino, epiplon, incluso el bazo pasen al tórax produciendo una sintomatología atípica y variada, que no coincide con el concepto y clínica de la hernia de hiato, como es el reflujo y síntomas de esofagitis.

Las grandes hernias para esofágicas presentan una clínica relacionada con el órgano o víscera que ha pasado al tórax y con los efectos que esta víscera produce sobre el corazón y el pulmón; básicamente taquicardia, palpitaciones, disnea o ahogo en reposo, con el mínimo esfuerzo o después de la comida (cuando es el estómago el que ha subido al tórax)

La clínica de palpitaciones y disnea (ahogo) nos hace ir al cardiólogo, pensando que tenemos un problema de corazón. Y es



Hace más de veinte años que se colocaron las primeras bandas gástricas por laparoscopia, para tratar la obesidad mórbida. Nosotros en 1995 pusimos las primeras en España, animados por los resultados que comunicaban en Europa los primeros cirujanos que hacían laparoscopia.

Era una técnica ideal, poco agresiva, reversible, que no lesionaba estructuras, no modificada la absorción intestinal, no producía déficits carenciales y el obeso perdía el peso sobrante.

Transcurridos los cinco años, que en Medicina se exige para valorar una técnica, se comprobó que no cumplía los requisitos para ser una técnica recomendable para tratar la obesidad mórbida.

Los enfermos volvían a ganar el peso perdido y solo funcionaba en el 22% de los enfermos que se la habían colocado. Tres de cada cuatro pacientes que se habían sometido a la intervención, engordaban otra vez.

UNA OPERACIÓN QUE FRACASA EN TRES DE CADA CUATRO PERSONAS A LAS QUE SE LE REALIZA, NO DEBE PRACTICARSE.

Hay otros detalles nada baladíes, a tener en cuenta en esta operación, los riesgos de hemorragia, de perforaciones, incluso de mortalidad, bien por falta de experiencia del cirujano que la realizaba o por otra causa, fue motivo de que estadísticas mundiales, ya publicadas en este blog,



2 abril, 2015 bypass gástrico0

La acalasia de esófago tiene una incidencia en el mundo occidental entre 1 a 3 por cada 100 000 habitantes. La Cirugía de la Acalasia por Laparoscopia constituye la regla de oro para el tratamiento de la enfermedad.

Es muy importante escoger un Equipo Quirúrgico de experiencia, que ofrezca un tratamiento seguro y eficaz para así obtener todas las ventajas de este procedimiento: baja morbilidad, escasas molestias postoperatorias, breve estancia hospitalaria y rápida vuelta a la vida normal.

Dr. Arnulfo F Fernández Zulueta
No Colg 44 531